Crisis cambiaria y medidas fallidas: el dólar bate récords y termina beneficiando a los países vecinos
El récord del dólar, que alcanzó los 1.017 pesos chilenos por unidad, ha convertido a Chile en un imán para los argentinos, quienes cruzan masivamente la cordillera para aprovechar las ventajas de precios en tecnología, ropa y electrodomésticos.
Mientras el paso internacional Cristo Redentor colapsa por el flujo de turistas, el fenómeno revela las profundas contradicciones de las medidas económicas del Gobierno de Gabriel Boric, incapaz de frenar la devaluación y las distorsiones de precios.
Las largas filas y demoras de hasta 12 horas en la frontera son un reflejo de la improvisación de las políticas implementadas. Mientras las autoridades chilenas intentan contener el caos aumentando los puestos de atención, la situación pone en evidencia el impacto social y comercial de una economía que, lejos de fortalecerse, empuja a los ciudadanos de países vecinos a aprovechar su debilidad cambiaria. La afluencia masiva de argentinos no es un éxito turístico, sino un síntoma de una gestión económica que no encuentra rumbo.
💸 EN CHILE, PARA LOS ARGENTINOS, UN DÓLAR COTIZA ALREDEDOR DE 1000 PESOS
— mejorinformado.com (@mejorinformado) January 5, 2025
📈 Esto se debe a que, actualmente, un peso chileno equivale a un peso argentino, y que un dólar cuesta unos mil pesos chilenos.
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En el ámbito comercial, las cifras son reveladoras. La brecha de precios entre ambos países es alarmante: un iPhone 15 en Chile cuesta menos de la mitad que en Argentina, y los televisores y neumáticos muestran diferencias de hasta un 78 por ciento. Estos números no solo evidencian la pérdida de poder adquisitivo en Argentina, sino también una falta de competitividad interna en Chile, donde la devaluación del peso ha socavado la capacidad del gobierno para mantener una economía estable y atractiva para sus propios ciudadanos.
En medio de este panorama, las quejas de los viajeros no hacen más que subrayar la desorganización reinante. Los controles aduaneros estrictos y la falta de coordinación en los pasos fronterizos reflejan la incapacidad de las autoridades chilenas para capitalizar las oportunidades que el turismo podría representar. El gobierno de Boric, más ocupado en retóricas políticas que en soluciones concretas, enfrenta ahora el desafío de recuperar la confianza en una economía que parece estar cada vez más fuera de control.